«¿Puedo en mi corazón guardar tan cálidos deseos? Contemplar las coronas de flores de la vida, y pasar frente a ellas sin llevar yo corona alguna, ¿y no debo, además, triste despertar?
¿Renunciaré, altanera, al deseo más querido? ¿Debo, valiente, entrar al reino de las sombras, implorar a otros dioses otros gozos, pedir nuevos placeres acaso a los muertos?
Descendí, pero incluso en el reino de Plutón, en el seno de las noches la pasión arde tal que, anhelantes, las sombras se inclinan a otras sombras.
Pues perdido está aquel sin fortuna en el amor, e incluso aunque bajara a la laguna Estigia, en el fulgor del cielo, seguiría sin éxtasis».
Del poema «Amor En Todas Partes» (dedicado, antes de suicidarse, a Friedrich Creuzer, su amor imposible)