“Pero lo que tiene de formidable el mundo del jazz, y todos los tíos que entran en él, es que nadie, ni un alma, se preocupa de la clase o de la raza a que uno pertenece, ni de cuáles son sus ingresos, ni de si es chico o chica, o invertido, o versátil, ni de qué oficio tiene, con tal de que uno comprenda la situación y sepa comportarse, dejando todas esas tonterías detrás de sí cuando se acerca a la puerta de un club de jazz. Como resultado de todo ello, en el mundo del jazz uno conoce a toda clase de tipos sobre la base de una igualdad absoluta, los cuales pueden orientarse en toda suerte de direcciones: sociales, culturales, sexuales, raciales…, en realidad hacia cualquier punto sobre el cual uno quiera documentarse”.
Extracto de la novela “Principiantes” (1959)